Por fin he hecho un Bundt cake con lo que me apetecía!!!! Pero si os digo la verdad me daba un poquito de miedo porque veo esas recetas por la web tan perfectas y sobretodo en el blog de El Rincón de Bea que es justamente de donde yo he sacado esta receta y pensaba que no me saldría bien.
Hay muchos tipos de bundt cakes pero esta vez me he decidido por un Red Velvet ya que siempre lo he visto en tartas, bundt o cupcakes y aprovechando que el lunes me compré un molde especial para este tipo de bizcochos pues ayer mismo lo hice y éste es el resultado.
Ingredientes:
240ml buttermilk ( yo compré el de Lidl pero se puede hacer casero)
240ml aceite de oliva suave
2 huevos XL
2 cucharadas de colorante rojo Americolor
1 cucharadita de vinagre blanco
1 cucharadita de extracto de vainilla
3/4 cucharadita de sal
1 cucharadita bicarbonato sódico
40 gr de cacaco en polvo (yo utilizo Valor)
350 gr de harina de todo uso
250 gr de azúcar
Preparación:
Precalentamos el horno a 175º.
Engrasamos un molde Bundt, en este caso lo he engrasado con un poquito de aceite eliminando el exceso con un papel de cocina. También son cómodos y prácticos los sprays de aceite pero todavía no me he comprado ninguno.
Batimos durante un minuto a velocidad media los huevos, el aceite, el colorante, el vinagre, la buttermilk y el extracto de vainilla hasta que todo esté integrado.
Tamizamos la harina, el azúcar, el cacao en polvo, la sal y el bicarbonato sódico.
Añadimos los ingredientes sólidos a los líquidos en tres veces, poco a poco y a velocidad baja para que la masa no quede grumosa y dejaremos de batir cuando esté todo integrado.
Vertemos la masa en un molde bundt, en este caso yo he utilizado uno de 22 cm. Antes de introducir en el horno damos unos golpecitos sobre un paño que habremos puesto para proteger el mármol de la cocina para que las burbujas de aire suban a la superficie.
Horneamos durante 45 minutos o hasta que al pincharlo con un palito de brocheta ésta salga limpia.
Dejamos enfriar en el propio molde unos 10 minutos sobre una rejilla. Pasado este tiempo movemos un poco el molde para que la masa se despegue de las paredes (a estas alturas ya lo habrá hecho por sí mismo pero mejor asegurarse) y desmoldamos boca abajo sobre una rejilla donde lo dejaremos enfriar totalmente.
Para decorarlo le he puesto por encima un poco de azúcar glass con un poquito de leche y ya podemos probarlo.
Anoche no pude resistir la tentación y me comí un trocito después de cenar. He de reconocer que es un tipo de bizcocho muy peculiar, tiene un sabor diferente como bien dice Bea en su post pero a mí me ha gustado. Y hoy he traído un poco a la oficina y aún estaba más rico que ayer y a mis compañeros les ha gustado también.
Animaros que está muy bueno y no es nada empalagoso ni dulce ya que tiene mezcla de sabores dulces y ácidos y la miga queda muy esponjosa.
Hasta pronto!